Asomando a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo 
pude tocar la bóveda nocturna 
y en un acto de amor extraordinario 
me apoderé de una celeste estrella.

Karla Briones

Asomando a la noche en la terraza de un rascacielos altísimo y amargo pude tocar la bóveda nocturna y en un acto de amor extraordinario me apoderé de una celeste estrella.


0 0